
del Tiempo Ordinario
Juan 1, 35-42: Vieron dónde vivía y se quedaron con él.
Andrés, Pedro y Juan exploran las propuestas del Bautista, pero en su búsqueda se encuentran con Jesús: «Maestro, ¿dónde vives?». Así expresan sus deseos de conocerle, de saber más sobre él. Y vieron dónde vivía, y pasaron la tarde con él y quedaron enganchados a su búsqueda de lo alternativo que Dios inspiraba.
A partir de ese primer momento, ya todo el tejido de la comunidad se va elaborando con encuentros de amigos que comparten inquietudes y hallazgos. No hay retóricas estudiadas, sino la contemplación de la persona y de la vida que contagia pasión por las cosas de Dios. Se comparten relatos que configuran un proyecto común. Cada uno reacciona según lo que es, y descubre su vocación, cómo es llamado para aportar lo suyo, aquello que Dios cuida y alienta desde el primer momento de su existencia.
No solo tienen vocación los religiosos, monjas, presbíteros. A cada uno Dios le llama para aportar el matiz insustituible de su propia vida a la construcción del reinado de Dios.